miércoles, 16 de enero de 2008

Grigorov, Stamen (1878-1945)

Nació el 27 de octubre de 1878. Era hijo de campesinos analfabetos del Sudoeste de Bulgaria, quienes lograron enviarlo a estudiar en el extranjero, contando con que volviera hecho un maestro de escuela. Stamen Grigorov, prefirió quedarse en Francia y continuar con sus estudios. Se matriculó en la Facultad de Ciencias Naturales de la ciudad francesa de Montpellier. Luego estudió medicina en Ginebra.
A los 27 años ya es asistente del destacado bacteriólogo francés Vincent Massol. Tras una de sus escasas vacaciones en Bulgaria, el joven doctor regresó al laboratorio del profesor Massol con un bote de yogur que había hecho cuajar a su madre. Pidió algunas indicaciones a su profesor y se pegó al microscopio… Al cabo de largos experimentos consiguió descubrir y aislar la bacteria que provoca la fermentación de la leche y que tiene por resultado el producto que hoy todos conocemos como yogur.
En 1903 el doctor Stamen Grigorov publica un trabajo científico sobre su descubrimiento y dos años más tarde presenta un informe sobre el yogur búlgaro en el Instituto Pasteur en París. En honor suyo la nueva bacteria descubierta fue denominada Bacterium bulgaricum grigoroff.
Un especial aporte a la divulgación de la fama de este producto búlgaro tiene el biólogo ruso Ilia Méchnikov. Según su teoría, publicada en 1908, la causa principal del envejecimiento de los seres humanos es la acumulación de sustancias tóxicas en el organismo y el efecto de las bacterias putrefactivas en el colon. La bacteria búlgara, afirmaba el científico, retiene el desarrollo de las bacterias patógenas con lo que demora el proceso de envejecimiento del organismo.
Lo curioso es que esta bacteria, la cual terminó siendo conocida como Lactobabilus bulgaricus, presenta unas características y cualidades específicas únicamente en territorio de Bulgaria. Al ser trasladada a otras latitudes geográficas, muta y si bien el yogur obtenido con su ayuda tiene un sabor muy parecido al original búlgaro, sus propiedades no son las mismas y "pierde el efecto de retardar la vejez".
A pesar de haber hecho un descubrimiento tan importante, su verdadera afición resultó la medicina práctica y no la labor científica. Aunque le invitaban a quedarse a trabajar en Ginebra, él regresó a Bulgaria y se encargó del hospital de la pequeña ciudad búlgara de Tran, en el sudoeste del país. Su mayor sueño era combatir la tuberculosis la cual a principios del siglo XX era un auténtica lacra también para Bulgaria. En 1912 se inicia para Bulgaria un largo y difícil período de guerras sucesivas. El doctor Grigorov se marcha al frente. Ahí atiende a miles de soldados y civiles heridos o enfermos de cólera. A falta de medicamentos adecuados y adelantándose algo al microbiólogo inglés Alexander Fleming, descubridor de la penicilina, consigue aliviar el estado de sus pacientes e incluso cura a algunos de ellos dándoles de comer pan enmohecido, cubierto del hongo de la penicilina. El doctor Grigorov es condecorado con una Cruz de Valentía y la Cruz Roja de Oro.
Finalizada la I Guerra Mundial y regresa al hospital de Tran. Habiendo rechazado dos invitaciones a trabajar en Ginebra o en Brasil, acepta la de un hospital de Milán, Italia, donde se dedica nuevamente al tratamiento de la tuberculosis. Fallece en Bulgaria el 27 de octubre de 1945.
Autor del trabajo: Trescolí Briz, Salome.