lunes, 20 de noviembre de 2006

Leeuwenhoek, Anthony Van (1632-1732)

Recibió una instrucción más bien escasa (lo suficiente como para dedicarse al comercio de tejidos).
Gracias a que dedicaba la mayor parte de su tiempo a su afición favorita, construir microscopios con diminutas lentes biconvexas montadas sobre platinas de latón que sostenía muy cerca del ojo, observó objetos que, montados sobre la cabeza de un alfiler, ampliaba hasta trescientas veces (potencia que excedía con mucho la de los primeros microscopios de lentes múltiples).

Así, fue capaz de confirmar y desarrollar el descubrimiento de la red de capilares del fisiólogo italiano Marcello Malpighi. Demostró cómo circulaban los glóbulos rojos por la oreja de un conejo y los describió de forma mas precisa.

En 1675, colocó una gota de lluvia en uno de sus microscopios y detecto miles de diminutos seres vivos agitándose en ella, a los que lamo "pequeños monstruos" (lo que hoy conocemos como protozoos y bacterias).

Al estudiar la actividad microscópica de su saliva
inventó la disciplina de la bacteriología, convirtiéndose en padre de esta. También describió tres tipos de bacterias: bacilos, cocos y espirilos.
De este modo, gracias a sus méritos y como reconocimiento a sus descubrimientos, fue nombrado miembro de la Royal Society de Londres.

Desgraciadamente, al no querer revelar el secreto de sus microscopios, no se pudo volver a hacer observaciones microscópicas hasta el siglo XIX.

Autor del trabajo:
Cerdá Molla, Daniela.